jueves, 25 de noviembre de 2010

Un poco de publi por ahí...

Os dejo mi nueva entrada en el blog de La nueva expedición de Colón.

Crecer en una villa costera y en familia cantarina, lleva muchas veces a hacer de la música un modo de vida. Esto unido a la vocación de maestra, abre muchas puertas a la reflexión conjunta entre música y educación. En mi caso, al conocer este proyecto de comunidad virtual he sentido la necesidad de establecer una relación musical entre América y mi pueblo (Laredo, Cantabria) y el vínculo ha sido LA HABANERA.

Primeramente podemos pensar que la habanera tiene origen en Cuba aunque hay estudios que trasladan su origen a España; yo quiero pensar que es de “ida y vuelta”. Es mucho más enriquecedor compartir que apropiarse algo, ya que la difusión será mayor. En mi caso, cuando canto en mi Coral Canta Laredo habaneras como “Ay mamá” o “Una pejina” las siento mías. En esta última, la letra plasma la relación:

Una pejina como una flor y va embarcada en un vapor,
y yo hacia ella fui con afán y su hermosura pude apreciar.
Le dije: “Pejina”, tú eres mi amor, tú eres mi encanto y mi ilusión.
Por Dios, laredana, dime que sí; si no, de pena, he de morir.
Y la pejina me contestó: “No puedo amarte, que no, por Dios”,
que de Laredo me sacarán y allá, en la Habana, me olvidarás.
Soy de Laredo, Noble y Leal, y de Laredo tú no saldrás,
y si a la Habana no quieres ir, reniego de ella sólo por ti.

Estarán pensando: ¿cómo se introduce en la escuela (aula)? Es indispensable el acercamiento de la cultura musical a nuestros niños/as; más importante que enseñar es ponerles en contacto con ello. Así recuerdo las visitas de mi grupo de folclore Nitantu Nitandellu a La clase de Luna (CEIP Villa del mar Laredo); en ellas acercamos a los escolares nuestro repertorio variado desde la música medieval hasta las jotas y canciones populares cántabras. Cantar las vivencias que se expresan en las letras de las canciones es enseñar la vida de un pueblo y conectarla al mundo.

Así, finalmente si se inicia la nueva expedición creo que exportaría la riqueza musical que inunda los valles y montañas, ríos y puertos de nuestra Cantabria. Desde la música del interior hasta la costera; de la tonada montañesa a la canción marinera. Porque la música no es de aquí ni de allí; no tiene un origen establecido, transmite las creencias, los sentimientos y cuenta la vida de las gentes.

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